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Él, en su efímero paso por la pantalla chica, contó algunos detalles de su conflictiva niñez. El gran conflicto familiar que tuvo Mercadante se suscitó cuando su padre, en un ataque de ira, mató a su mamá y luego se quitó la vida.
Desde entonces, Cristian vivió con su hermano, a quien hoy no ve desde hace más de tres años. A partir de allí, Cristian se radicó en la zona de Mataderos, donde además allí se empleó en un frigorífico.
Pero, sin duda, comenzó a rozarse con los medios cuando Cuatro Cabezas lo elige como participante de El Bar Tv, ciclo que se emitió por la pantalla de América.
Mercatante siempre estuvo rodeado de amigos, gente de su círculo íntimo que no estaba relacionada a la industria televisiva. Allí, en el reality, si bien tuvo relación con muchos compañeros, no logró instalar una amistad con nadie. Por eso, al finalizar, decidió distanciarse del grupo.
Tras su salida del programa, Cristian comenzó a trabajar como RR PP en un boliche de la zona de la costanera, disco con nombre de fruta. Allí conoció la noche, los vicios y algunos dicen que hasta se refugió en las drogas, más precisamente en la cocaína.
Fue con ese empleo que logró dejar Mataderos y vivir en un precioso y despelotado departamento ubicado en calle Corrientes. Montó su agencia de modelos y siempre trabajó con el Diario Olé a quienes les proveía sus modelos para producciones especiales. Los amigos de Mercatante señalan que siempre fue muy entrador y simpático. Mujeres nunca le faltaron.
Pero, sin duda, la noche lo llevó a las adicciones y ellas hasta su fatídica actualidad. Tras varios meses de poco trabajo y de mucho consumo, Cristian decidió vender el bien que poseía, su departamento.
Las drogas de alto valor fueron reemplazadas por las más económicas, como es el paco. Este estupefaciente lo hizo cambiar de humor y lo llevó a perder todo lo que tenía. De hecho, por dicha causa se distanció de su hermano.
No obstante, la calle comenzó a ser su única compañera. No sólo es su hogar, sino que también su fuente de trabajo ya que Cristian suele pedir en trenes y subtes, alegando tener una enfermedad que hoy en día no podemos confirmar. Tal vez sea su excusa para ponerse en el papel de víctima y sensibilizar a los pasajeros.
Hoy por hoy, ante las flamantes fotografías que publicó el semanario Paparazzi, la historia de Mercatante sale a la luz, aunque mucha gente ya lo tiene visto de la calle, sin saber que ese pordiosero que se encierra por las noches en el bajo Flores en un frazada de poco valor, era ese juvenil famoso que robó risas por televisión con su particular estado de humor. 22222222222222222222222222