
El tema es que el hombre, acostumbrado a firmar autógrafos y sacarse fotos con la gente, esta vez no pudo calmar a esa multitud que lo agredía, lanzaba escupitajes y profería insultos en su contra y debió regresar sobre sus pasos y refugiarse en el interior del teatro, mientras se comenta que sufrió algún desvanecimiento, según cronistas apostados en el lugar.
A pesar de los vallados (único teatro que los tiene en toda la calle Corrientes) y de sus custodios, nada fue suficiente y hoy llevaría más “Titos” para defenderlo.
Ojo, no nos solidarizamos con ningún “escrache”. Ni a Fort. En este caso, desde ya, no vale la pena. Bastaría con apagar la tele cuando aparezca y sería más que suficiente. 22222222222222222222222222