
mediante una cuerda atada a una chaqueta (la cuerda ni siquiera rodeaba el cuerpo de la niña). La madre va bajando a la niña (de unos cinco o seis años) desde un segundo piso hasta la calle
a pesar del riesgo latente de que la cuerda se rompiese o la niña se golpease con la pared. Cuando por fin llega al suelo, tras unos minutos de bajada, se observa que la madre sube a la pequeña, tirando otra vez de la cuerda. Entonces se descubre el motivo de tan escalofriante hazaña: recoger varias prendas de ropa que se habían caído del tendedero.
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