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Siempre se lo conoció como un nene mimado por su papá, pero parece que todo era mentira. Tomás Constantini, hijo de Eduardo Constantini, dueño del Museo de Arte Latinoamericano de Buenoa Aires (MALBA) habla de sus primeros negocios y desmiente ser un mantenido. En una entrevista de la revista Pronto en su piso de Barrio Parque, Constantini rememoró viejas épocas y explicó que desde los 18 años trabaja y tiene responsabilidades. Desde el torneo de fútbol que organizó en Nordelta hace doce años, pasando por una agencia de manejo de tenistas hasta su último emprendimiento, una agencia de modelos, Tomás aclara: “Mi papá no me da nada. No me dio un peso. Se dedicó a enseñarnos y a transmitirnos sus valores a mí y a mis hermanos, para trabajar y hacerla de abajo”. “No soy un nene de papá. Trabajé y trabajo mucho. Tendrían que conocerme antes de hablar” reprocha.
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