
Lo del escándalo público con Lousteau no hizo mella en el embarazo, de hecho los controles que ella se realizaba no evidenciaron nada de lo que posteriormente ocurrió. El martes el mediodía comenzó con contracciones. Bastantes fuertes. Lo primero que hizo fue ponerse en contacto con la partera, quien en ese momento se encontraba en otro parto. El dolor siguió agudizándose.
Como la partera no podía abandonar el parto para ir hasta Pilar, le recomienda que se relaje, que trate de realizar los ejercicios clásicos de preparto y que se ponga paños fríos en la zona, porque era posible que también la herida de su anterior cesárea le causara algunas molestias. Ya cerca de la medianoche, Juanita rompe bolsa. El bebé, con 36 semanas estaba listo para nacer. Quien toma la decisión de ir hasta La Trinidad es Manguera Valenzuela, quien se encontraba con Juana en Pilar.
Llegaron al lugar a las 3 de la mañana. Los primeros exámenes dieron la prensencia de liquido meconial (sufrimiento fetal agudo) y se le hizo diagnóstico de hipertono uterino con hipersistolia. De inmediato se ordenó realizar la cesárea, autorizada por Nacho Viale, familiar de sangre.
El bebé nació muerte por cuestión de minutos. Incluso se determinó que Juanita ya tenía cuatro centímetros de dilatación, por lo cual su cuerpo se estaba acomodando para el parto desde hacía varias horas. La vida de Juanita también corrió peligro por un sangrado que debieron cortar con urgencia.
De todos modos, más allá de la crónica, la realidad indica que a Juana se le complicó el embarazo durante las últimas 12 horas, tiempo desde que comenzaron las contracciones hasta el nacimiento sin vida del bebé. A ella le habían recomendado hacer una cesárea por el antecedente de sus embarazos, aunque ella insistió con el parto natural. 22222222222222222222222222