
Por otra parte, cabe apuntar que en la era de Internet, siempre proclive a la rumorología y a las filtraciones informativas, resulta cada vez más difícil para los estudios de Hollywood sorprender al espectador. Sin embargo, cuando se consigue, el resultado puede ser muy rentable, ya que muchos espectadores repetirán visionados con el objetivo de descubrir las pistas ocultas que anticipaban la sorpresa final. Como homenaje a este tipo de giros narrativos, os presentamos, de la mano de la web Inside Movies, una lista con las diez sorpresas finales más memorables del cine.
10. Seven (1995). Hay muchas sorpresas en este thriller con asesino psicópata dirigido por David Fincher, empezando por la aparición del criminal a media película (interpretado por Kevin Spacey). Sin embargo, el gran shock llega al final, cuando el agente de policía interpretado por Brad Pitt abre la caja sorpresa que le ha reservado el asesino y entonces, poseído por la furia, comete el séptimo homicidio, completando así el perverso proyecto ideado por el lunático criminal. Sin duda, uno de los finales más amargos que ha dado el séptimo arte.
9. La semilla del diablo (1968). Aquí la sorpresa no es tanto que Rosemary (Mia Farrow) de a luz a un retoño de Satán, ni siquiera que su marido (John Cassavetes) y sus vecinos estén compinchados con el Maligno. La verdadera sorpresa llega en la última secuencia, cuando Rosemary mira a su diabólica criatura a los ojos y sus instintos maternales la llevan más allá del bien y del mal. Las películas en las que el mal triunfaba sobre el bien eran una excepción a finales de los sesenta. Aunque en realidad, podría decirse que todavía lo son.
8. El golpe (1973). En una película basada en el engaño y la estafa, los espectadores deberían haber previsto que iban a ser víctimas de una trampa en su propia piel. Después de todo, Paul Newman y Robert Redford se pasan la película entera intentando estafar al gangster (Robert Shaw) que ha asesinado al amigo de Redford; así que no debería haber sorprendido a nadie que la supuesta traición de Newman, seguida por el climático tiroteo final, fuese parte del plan.
7. El club de la lucha (1999). David Fincher y Brad Pitt volvieron a reunirse para estrujar de nuevo los cerebros del respetable con una de las películas más salvajes e inquietantes de los noventa. Revisando la película, es posible encontrar un buen número de pistas que nos adelantan que el personaje del revolucionario anarquista Tyler Durden (interpretado por Pitt) no es más que una creación de la mente perturbada de Edward Norton, el narrador sin nombre. Desde los créditos iniciales, un viaje psicodélico por el interior del cerebro de Norton, los indicios son abundantes, pero la narración es tan avasalladora que resulta imposible no caer en la trampa.
6. Memento (2001). El nuevo siglo arrancó con un brillante ejercicio de ilusionismo narrativo por parte de Christopher Nolan (que luego reventaría las taquillas con El caballero oscuro). Suele decirse que en toda gran película de detectives, el verdadero objetivo del investigador es encontrarse a si mismo. En ocasiones, esto se cumple de forma literal, como en el caso de esta película contada al revés, en la que el amnésico Guy Pierce persigue a un asesino que no consigue recordar y que resulta ser él mismo. Un referente absoluto para los cinéfilos más jóvenes.
5. Las dos caras de la verdad (1996). Antes de convertirse en uno de los reyes de las películas con sorpresa final, Edward Norton era un diamante en bruto esperando a ser descubierto. Y la mayoría lo descubrimos en este thriller judicial protagonizado por Richard Gere. Norton interpretaba a un joven asesino que se libraba de la silla eléctrica gracias a su trastorno de doble personalidad. Al final, claro está, se descubría que el buen chico era completamente normal y que había dado gato por liebre a todo el mundo, incluidos Gere y el espectador.
4. Psicosis (1960). Hitchcock solía decir que le gustaba que el espectador tuviera más información que los personajes de sus películas. Era su forma de concebir el suspense. Sin embargo, en Psicosis decidió saltarse sus propias reglas y fabricar un territorio minado de giros imposibles de pronosticar. El mayor de todos, el asesinato de Janet Leigh, la gran estrella del filme, a mitad de película. Y luego estaba el final, con la revelación de que la madre asesina de la película era en realidad el propio Norman Bates (Anthony Perkins). Un clásico incontestable.
3. Sospechosos habituales (1995). “El mayor engaño fraguado por el Diablo fue convencer al resto del mundo de que no existía”. Esta es la frase que le espeta Kevin Spacey al investigador de la policía Chazz Palminteri en referencia a la voluble identidad del rey del crimen conocido como Keyser Soze. De hecho, es sólo en los últimos momentos del filme que el policía se da cuenta de que el tullido Spacey (y el director Bryan Singer) ha estado jugando con su mente durante toda la película. Uno de los finales más recordados por los jóvenes cinéfilos.
2. El planeta de los simios (1968). Analizado con perspectiva, el astronauta Taylor (encarnado por Charlton Heston) debería haber comprendido mucho antes que el planeta dominado por los simios no era más que la Tierra en una época futura. Aun así, resulta imposible igualar la fuerza visual e icónica de la revelación final: la Estatua de la Libertad en ruinas, la prueba definitiva de que el planeta de los simios es el nuestro. Se trata, sin lugar a dudas, de uno de los finales más recordados y parodiados de la historia del cine. De hecho, si Tim Burton se hubiera mantenido fiel a este final, su remake hubiese ganado muchos enteros.
1. El sexto sentido (1999). Con el tiempo, M. Night Shyalaman se ha hecho célebre gracia a los finales-sorpresa de sus películas. El problema es que después de unos cuantos giros inesperados, la cosa deja de tener gracia. De hecho, la única vez que Shyamalan sorprendió a todo el mundo fue con El sexto sentido. Además, en este caso, la sorpresa (que el personaje de Bruce Willis ha estado muerto casi toda la película) encajaba perfectamente con la temática y el tono narrativo de la historia. El problema aquí fue que la película dio origen a una verdadera oleada de burdas imitaciones. El subgénero de las películas protagonizadas por muertos surgió con fuerza y se agotó al momento. Es lo que tiene el factor sorpresa.
Memento
Fight Club
Rosemary’s Baby
Seven
Psycho
The Prestige
Planet of the Apes
Soylent Green
The Usual Suspects
Sixth Sense
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Fight Club
Rosemary’s Baby
Seven
Psycho
The Prestige
Planet of the Apes
Soylent Green
The Usual Suspects
Sixth Sense